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                   HUMBERTO VISCARRA  MONJE 
                  ( Bolívia – La Paz ) 
                    
                  (  1898 – 1969 ) 
                  Músico,  poeta, compositor, maestro, é uma dos elevados valores da cultura boliviana.  Integrou o grupo que encontrou sua fonte de inspiração na terra e na alma da  raça, sem apartar-se dos temas universais. 
                    Diretor e professor do Conservatório Nacional de Música, autor de composições  para piando grande beleza e intensidade.  
                    Seus poemas publicados depois de seu livro "Tierra Amarga" (1926), estão em  antologias e revistas. Seu estilo é sóbrio e elevado; subjetivo e profundo em  sua expressão. Em prosa publicou "Las Calles de La Paz", 1965. 
                    Enfrentou sua vida dura com um sorriso amargo, transcrição de sua filosofia e  de sua compreensão de artista.   
                    
                  TEXTOS EN ESPAÑOL  -   TEXTOS EM PORTUGUÊS 
                    
                  
                  BEDREGAL,  Yolanda.  Antología de la poesía boliviana. La Paz: Editorial Los Amigos del Libro, 1977.  627 p.   13,5x19 cm                                  Ex. bibl. Antonio Miranda 
                    
                   
                    REMINISCENCIA OSCURA 
                       
                      No sé como se puede 
                        caminar con muñones de raíces. 
                        Yo estaba quieto al borde de un camino 
                        aprendiendo el lenguaje de los vientos. 
   
                        Todo cansancio se amparó en mi sombra 
                        y, cual sueño de música, en mi oído, 
                        vibró una trémula añoranza de alas. 
   
                        Este silencio denso que por veces 
                        me cubre — doble piel sobre la carne — 
                        sólo es reminiscencia de corteza. 
   
                        Era verde mi sangre. Yo era verde. 
                        Estaba lleno de ojos vegetales 
                        dotados de visiones subterráneas. 
   
                        Hacía del otoño mi pretexto 
                        para llorar mis penas de oro seco, 
                        y sobre  mí las lluvias ensayaban 
                        un juego de cristal y melodía. 
   
                        Ya desde que alguien me ordenó la marcha, 
                        soy un tedio de pie junto a los hombres, 
                        un árbol que camina. 
                    
                  
                    
                      
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                  Imagem de La Paz: 
                    https://br.images.search.yahoo.com/search/images 
                     
                       
                      CANTO  A LA CIUDAD DE LA PAZ 
                         
                        Ciudad señera de la erguida zona, 
                      nido y abismo, peñascal y copa 
                      bajo la comba tela de zafiro 
                      donde el sol cuelga su dorada araña. 
                      Juan de Saavedra te ubicó en sus ojos 
                      como visión de verde, azul y blanco. 
                      Aquí estoy yo, colmado de tu esencia, 
                      formado por tu tierra y por tu altura, 
                      para cada mañana descubrirte 
                      más esbelta, más libre y más dinámica. 
                      Sobre el corcovo sísmico del suelo 
                      que te sustenta en milagroso ritmo, 
                      eres una sorpresa en cada esquina 
                      y pétrea marejada en cada calle. 
                      Hecha de naipes rígidos, parece 
                      que fueras a caerte y permaneces; 
                      te derramas en casas y jardines, 
                      te escapas para arriba y para abajo 
                      y surges y te pierdes, panorama 
                      nuevo de todas partes, en perpetua 
                      fuga de planos, formas y colores. 
                  Hay que ser tuyo para amarte mucho 
                    y penetrarse de tus fríos tónicos; 
                    hay que haberte mirado muchos años 
                    así, llena de aristas y de quiebras 
                    para saber que el alma que te siente 
                    es a la vez lo vario y multiforme, 
                    la arritmia y lo profundo, y el esfuerzo 
                    de surgir desde abajo y realizarse. 
   
                    Tu corazón es el imán poliédrico 
                    que desde sus recónditos teluros 
                    trae la envidia y el amor y el odio 
                    y el mágico incentivo de sus fuerzas 
                    debe ser la nostalgia que acompaña 
                    al corazón ausente de tus riscos. 
                    Volver a tus honduras cariñosas 
                    y respirar el aire de las cúspides, 
                    es recobrar con la energía kolla 
                    las fuerzas del espíritu que ablanda 
                    la morbidez malsana de los valles. 
   
                    Dorada a fuego por el sol del Ande, 
                    peinada a viento por el soplo brusco 
                    que baja de la puna y te acaricia, 
                    en ti se siente cosquillear adentro 
                    este físico goce en los pulmones 
                    que es un contagio de la dicha cósmica 
                    y ser sobre el paisaje un alma libre. 
                    Contigo el día y sus celestes horas 
                    y la noche contigo en catarata 
                    de diamantes más puros y más próximos. 
                    Contigo los crepúsculos fantásticos 
                    y las noches lunares cuando el moño 
                    de la montaña se corona de astros. 
   
                    Eres inaccesible, mas se busca 
                    tu dinamismo de onda y torbellino. 
                    Desmaya el corazón para subirte 
                    y sin embargo no se va, quien sabe 
                    por miedo de extrañarte y ya no verte. 
                    Ciudad difícil donde el cielo agota 
                    zafiro, agua-marina, lapizlázuli, 
                    torres ligeras y pesadas cúpulas 
                    te hacen vivir una evasión continua 
                    de danza en frenesí de verticales. 
   
                    Existe algún arcano geológico, un arcano 
                    gemelo acaso del destino humano, 
                    que te hizo madre de matriz profunda 
                    donde se gestan a la par lo grande, 
                    lo generoso, lo alto y lo libérrimo. 
   
                    Por la rampa luciente de tus calles 
                    se despeñó cien veces, sin cabeza, 
                    el cuerpo miserable de los déspotas 
                    y en tus plazas llameantes de kantutas 
                    corrió la sangre mártir o en torrente 
                    sorbió tu suelo sangre de tiranos. 
   
                    Paz de Ayacucho, ilustre y denodada, 
                    cuenca del Ande como cáliz pétreo, 
                    mantén en vilo, sobre tu aire puro, 
                    la lengua ígnea de la antorcha eterna 
                    que atizan sin cesar los ventarrones 
                    y el majestuoso vuelo de los cóndores.  
                     
                     
                   
                  TEXTOS EM PORTUGUÊS 
                  Tradução de Antonio  Miranda 
                    
                   
                    REMINISCÊNCIA OBSCURA 
                       
                      Não  sei como é possível  
                        caminhar com tocos de raízes. 
                        Eu estava quieto à margem de um caminho 
                        aprendendo a linguagem dos ventos. 
   
                        Todo cansaço amparou-se em minha sombra 
                        e, como um sonho de música, em meu ouvido, 
                        vibrou uma trêmula recordação de asas. 
   
                        Este silêncio denso que por vezes 
                        me envolve — pele dupla sobre a carne — 
                        sé apenas reminiscência de córtex. 
   
                        Era verde o meu sangue. Eu era verde. 
                        Esta cheio de olhos vegetais 
                        dotados de visões subterrâneas. 
   
                        Transformava do outono meu pretexto 
                        para chorar as minhas penas de ouro seco, 
                        e sobre mim as chuvas ensaiavam 
                        um jogo de cristal e de melodia. 
   
                        Desde que alguém me ordenou a minha marcha, 
                        sou um tedio de pé junto aos homens, 
                        uma  árvore que caminha. 
                   
                     
                    CANTO À  CIDADE DE LA PAZ 
                       
                      Cidade senhora da erguida zona, 
                    ninho e abismo, pedregulhos e copa 
                    sob a curvada tela de safira 
                    onde o sol pendura sua dourada teia de aranha. 
                    Juan de Saavedra te colocou em seus olhos 
                    como visão de verde, azul e branco. 
                    Aqui estou eu, repleto de tu essência, 
                    formado por tua terra e por tua altura, 
                    para cada manhã te encontrar  
                    mais esbelta, mais livre e mais dinâmica. 
                    Sobre o teu corcovado do solo 
                    que te sustenta em milagroso ritmo, 
                    és uma surpresa em cada esquina 
                    e pétrea marejada em cada rua. 
                    Feita de naipes rígidos, parece 
                    que irás despencar e permaneces; 
                    te derramas por casas e jardins, 
                    te escapas para acima e para abaixo 
                    e surges e te perdes, panorama 
                    novo de todas partes, em perpétua 
                    fuga de planos, formas e cores. 
                  Tem que ser teu para amar-te tanto 
                    e penetrar em teus frios tônicos; 
                    tem que haver-te mirado muitos anos 
                    assim, plena de arestas e de quebras 
                    para saber que a alma que te sente 
                    é ao mesmo temo o vario y multiforme, 
                    a arritmia e o profundo, e o esforço 
                    de surgir desde abaixo e realizar-se. 
   
                    Teu coração é o imã poliédrico 
                    que desde seus recônditos telúrios 
                    traz a inveja e o amor e o ódio 
                    e o mágico incentivo de suas forças 
                    deve ser a nostalgia que acompanha 
                    o coração ausente de teus riscos. 
                    Voltar às tuas profundidades carinhosas 
                    e respirar o ar desde as cúspides, 
                    é recobrar com a energia kolla 
  as forças do espírito que abranda 
                    a morbidez malsã dos vales. 
   
                    Dourada a fogo pelo sol dos Andes, 
                    penteada pelo vento e o sopro brusco 
                    que baja do planalto semi árido e te acaricia, 
                    em ti se sente cócegas adentro 
                    este físico gozo nos pulmões 
                    que é um contágio da referida cósmica 
                    e  ser sobre a paisagem uma alma livre. 
                    Contigo o dia e suas celestes horas 
                    e a noite contigo em catarata 
                    de diamantes mais puros e mais próximos. 
                    Contigo os crepúsculos fantásticos 
                    e as noites lunares quando o laço 
                    da montanha é coroada de astros. 
   
                    És inacessível, mas buscamos 
                    teu dinamismo de onda e redemoinho. 
                    Desmaia o coração para subir em ti 
                    e no entanto o  embargo não acontece, talvez 
                    pelo medo de estranhar-te e não mais te ver. 
                    Cidade difícil onde o céu esgota 
                    safira, água-marinha, lápis lázuli, 
                    torres ligeiras e pesadas cúpulas 
                    te levam a viver uma evasão contínua 
                    de dança em frenesi de verticais. 
   
                    Existe algum arcano geológico, um arcano 
                    gêmeo acaso do destino humano, 
                    que te fez mãe de matriz profunda 
                    donde se gestam ao mesmo tempo o grande, 
                    o generoso, o alto e o libérrimo. 
   
                    Pela rampa cintilante de tuas ruas 
                    despencou cem vezes, sem cabeça, 
                    o corpo miserável dos déspotas 
                    e em tuas praças flamejantes de kantutas*1 
                    correu o sangue mártir ou em torrente 
                    sorveu teu solo sangue de tiranos. 
   
                    Paz de Ayacucho, ilustre e denodada, 
                    cuenca dos Andes como cálice pétreo, 
                    mantém em vilo, sobre teu ar puro, 
                    a língua ígnea da antorcha eterna 
                    que atiçam sem cessar os ventarrões 
                    e o majestoso voo de côndores. 
                    
                    
                  *1 - Significa "flor de cantua" em Aymara  (espécie Cantua buxifolia).  
                  * 
                     
                    VEJA e LEIA outros poetas de BOLÍVIA em nosso Portal: 
                    
                  http://www.antoniomiranda.com.br/Iberoamerica/bolivia/bolivia.html  
                   
                  Página  publicada em setembro de 2022 
                
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